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ser diferente...libremente



Hoy estaba en la oficina trabajando y conversando con un compañero, de la gran cantidad de imágenes que uno puede encontrar poniendo una sencilla palabra en google... y le conté de cuando buscaba fotos raras para poner en el blog anterior en los posts sobre las cosas raras que me pasan a cada rato. Él, como buen psicólogo, me dijo "es que tú permites que te pasen cosas raras", "pero claro, si así me divierto y me río harto", le respondí; pero lo que se vino me dejó pegada...

- Es que tú eres distinta
- ¿Por qué distinta?
- Porque eres distinta
- Pero dame un ejemplo
- Es que tú eres como libre, como que dices las cosas libremente

Y ¡toing!, el ladrillazo en la cabeza... dijo precisamente lo que necesitaba escuchar. Es raro, pero siempre me he sentido un poco distinta, quizás por eso no encajaba en ninguna parte y encajé en un lugar freak, como una barra de fútbol. Pero además, la libertad es un tema que me da vueltas últimamente...

Cuando tomé la decisión de irme de la casa de mi papá fue justamente en busca de mi libertad, pero no de una cualquiera, que no hubiese estado nunca y tendría que descubrir; estaba en busca de mi libertad perdida...Me dí cuenta que la persona que llegó el 2000 a vivir con el papá, luego de 14 años de distancia, no era la misma de hoy, cosa que puede parecer obvia porque uno va cambiando, pero no se trataba de eso. La esencia se estaba perdiendo.

Miré hacia atrás y me dí cuenta que antes era esencialmente libre, con la capacidad de ir por el camino que la vida me llevara, defendiendo mis propias opiniones, sin miedo a pensar y sentir distinto, sin miedo a expresarlo; viviendo la vida como yo quería, haciendo las cosas que me gustaban, aceptando a la gente tal cual es; con dolores, rabias, frustraciones, obvio, pero al fin y al cabo, eligiendo. Pero me perdí.

La estructura me fue ganando, encuadrando, haciéndome dejar mis gustos a un lado para vivir con los de otros, con los de la autoridad de la imagen paterna, llegando incluso al punto de sentirlos como propios. Y ahora lo entiendo todo... es por eso que dejé de ir al estadio, ahora que volví comprendí que no era que ya no me gustara, sino que al parecer ya no era "bueno".

Entonces me empecé a extrañar, y decidí buscar mi esencia, re-encontrarme. Y me fui, y aquí estoy, viviendo hace ya casi seis meses la independencia oficial. Seis meses que parecen dos, pero los más provechosos de la vida, porque hace un rato empecé a sentir que retomaba el camino, que iba bien...y hoy, lo confirmé...

1:12

Adicciones: el fútbol...




Si alguien me preguntaba hace unos meses atrás ¿tienes alguna adicción?, lo más probable es que yo respondiera, sin desfachatez: -no-, pero ahora la cosa ha cambiado, no sólo porque en el último tiempo haya adquirido nuevas adicciones, sino porque me he dado cuenta que tengo varias desde hace muuuuucho tiempo, sólo que no las había reconocido como tales.


Una de ellas es el fútbol. Si señoras y señores, el fútbol. Yo creo que quienes me conocen o han leído desde hace tiempo el blog anterior ya saben un poco de qué se trata esto, pero para los que no, les cuento un poco de esto que en general a la gente le parece muy raro por una infinidad de cosas, principalmente porque soy mujer...pffffffff.

A los 14 años andaba con las incertidumbres típicas de la adolescencia, pero sobre todo, tenía la sensación de que no era de ningún lugar. Me cargaba el colegio, mis compañeros, mi barrio, mi familia (que raro a esa edad no), en resumen seguía sintiendo que no encajaba en ninguna parte, que quizás era como de otro planeta, no sé... Hasta que una amiga me invitó al estadio, a ver a la Católica, que jugaba con Huachipato allá en Conce...y como me gustaba la Católica, y un par de veces había acompañado a unos tíos al estadio y me parecía entretenido, partí... y no salí más...

En esa época sentí que por fin había encontrado un lugar. Estuve un par de años yendo al máximo de partidos posibles, viajando de aquí para allá...de Conce a Santiago, Antofagasta, Talca, Coquimbo, Osorno, Temuco...

Cuando llegué a Santiago la cosa se empezó a diluir un poco, encontré otros lugares de pertenencia y bueno, la vida empezó a cambiar...pero siempre la pasión por el fútbol ha seguido ahí, latente. Así es que de cuando en vez vuelvo a pasear por los tablones, y ahora parece que la adicción volvió al máximo: viajé de nuevo. Me fuí a ver Católica- Coquimbo, no porque fuera un partido tan importante, porque en el fondo sabía que las posibilidades de que no ganara el indio eran casi nulas... viajé por pasión.

Lo que uno siente en un partido, desde el momento que decides ir es indescriptible. El partido no empieza cuando el árbitro da el pitazo inicial, sino cuando uno decide que irá y empieza a ver cómo va, con quién, dónde compra la entrada, etc, etc, etc. Y creo que el mejor resumen de todo lo que uno siente allí, cuando se está jugando la vida, es lo que cuento siempre: muchas veces ni siquiera sé quién hizo el gol, porque en la barra se pierde la noción del tiempo, el espacio...y no, no lo escucho cuando lo dicen por el parlante, porque estoy fuera de mí, porque hay un estallido a mi alrededor y también en mi interior. Porque tiene razón Freud y tiene razón el Iván, tiene razón la psicología y el sentido común: es tanatos, es un orgasmo...




2:01

Bienvenida...


A veces, uno decide volver a sus raíces. Mientras escribo esto recuerdo ese día en que abrí el manual del guerrero en la casa de Pancha y me salió justamente eso... que debía volver a las raíces. Así es que aquí estoy, volviendo a la plantilla de blog original, con nueva dirección eso sí, porque cuando uno saca cosas del baúl de los recuerdos y decide que se hagan presentes, hay que agregarles un toque de novedad creo yo.

Espero que esto de volver a la inspiración original traiga consigo la productividad bloggera de antaño...